
En Mayo es tiempo de playoffs… a la vez que comienzan a jugar las chicas. Una liga de 14 equipos en dos conferencias, 12 años de historia y todavía sujeta a la expansión, que seguramente ocurrirá, pero más organizada que lo que fue la expansión a lo largo de 50 años en la NBA. Una temporada regular de 34 partidos, con ocho equipos de los 14 entrando en playoffs, que se juegan a ganar dos partidos en lugar de cuatro. Al ser una liga que se juega en tiempo estival, dispone en años como este de “parón olímpico”, durante un mes no se juegan partidos para que las jugadoras, tanto nacionales como internacionales, puedan jugar con sus selecciones. Ya podía existir esa compenetración entre organizaciones en otros deportes…

Las reglas son las mismas que en la NBA, con ligeras diferencias: el triple a distancia FIBA, los tiempos de los cuartos a 10 minutos, y el balón es ligeramente más pequeño. Además, carece de semicírculo de carga bajo la canasta. Así que nada, a coger el balón y jugar. Sólo un equipo en la conferencia Este ha ganado el título (en dos ocasiones), Detroit Shock. El resto han caído en la conferencia Oeste: los 4 primero en Houston, los dos siguientes en Los Ángeles, uno en Seattle, otro en Sacramento y el último en Phoenix.
Así que aprovechando mi presencia en Phoenix, una tarde ociosa me planté en el US Airways Center a ver un partido de WNBA. Las Mercury jugaban en casa frente a Seattle Storm. Haciendo honor a su nombre, el sempiterno sol brillante de Arizona se tornó en nubes y la lluvia apareció, acompañando a las del estado de Washington. Mal augurio, dirían los apaches y los navajos que aún habitan en Arizona. Pero hay que ser profesionales y jugar bajo cualquier condición, que no se diga. Ya a medio día, al ir a comprar los tickets, había una feria sobre salud y nutrición de esas que te puedes medir la presión arterial (pagando), buscar los inexistentes sofás de masaje-relax tan populares en USA, o llevarte a casa una caja de arroz precocinado “new” y “tasty” acompañado de utensilios de cocina. Y mucha, mucha prensa sobre salud. Al menos, no tuvieron la desfachatez de poner stands de pildoritas para adelgazar, de esos que tienen mil efectos secundarios ni descritos ni reconocidos. En fin, sorteando el circo llegamos a la taquilla y nos compramos tickets de nuevo en el palomar, a diez dólares, pasamos por la tienda de los Suns (y las Mercury) a recoger algún encargo y de vuelta a la conferencia. El tiempo iba a peor, peor augurio aún…
Ya a la tarde llegamos al estadio, bajo una lluvia torrencial, con rayos truenos y centellas. Como es previsible, el alcantarillado en el desierto no está preparado para estos chubascos, aunque no se inundó. Vuelta de rigor por el interior del estadio, nos cruzamos con Boris Diaw (3D le llaman), no tenía cara de buenos amigos y vestía tan mal como nosotros. Nos hicimos con la cerveza de rigor, una pizza y ale, al palomar… que resultó estar a 15 metros de la pista. Solo abren la parte baja del estadio. Eso si, en la esquina oiga. Nosotros tan contentos.

Las Mercury necesitaban la victoria, ya que llevaban dos derrotas en el comienzo de la competición. Salieron en trompa contra las Storm, que aguantaron el primer cuarto, pero en el segundo el acierto de las locales fue total, y se fueron de 15 puntos, destacando Laura Taurasi y Karen Millar sobre todo. Realmente sorprendente, juegan a un ritmo bastante alto, y tienen un acierto en el tiro bastante encomiable, por encima del 50%. Los entretenimientos en los descansos son parecidos a los de la NBA: tienen un hip hop dance team en lugar de cheer leaders, en el descanso apareció un grupo de chavales de clases de baile que no lo hacían mal, y la mascota se dedicaba a recolocar a la gente que estaba más lejos, más cerca de la pista. No tuvimos esa suerte. Aun así, muy entretenido. La jugadora querida por el público local es Yuko Oga, que no aportó nada salvo intensidad y alegría al público. Japonesa.

En la segunda parte, cuando parecía que iba a ser un paseo para Phoenix, las Storm fueron remontando poco a poco, sobre todo de la mano de su pívot Lauren Jackson, quien acabó el partido con 30 puntos, 9 rebotes, 8/8 en tiros libres… un portento. Otro momento del partido fue cuando la pívot de las Storm falló dos tiros libres, con Air Ball el primero. El caso es que el final, apretado y lleno de emoción, fue para las visitantes que sentenciaron en los últimos segundos. Una tarde entretenida de baloncesto limpio y rápido, sólo hubo dureza en el último cuarto. No llegaron a las manos… pero casi.
Reithor