
Hay un refrán que dice: “no es oro todo lo que reluce” y perfectamente podríamos aplicárselo a la NBA. Y no porque pensemos que esta competición es un fraude, un engaño, sino porque normalmente solo te deja ver el lado más brillante, olvidándonos de la parte negativa que este business conlleva: fama, dinero, presión, algo con lo que hay que aprender a convivir y que muchos no han logrado, perdiendo con ello una carrera prometedora y en ocasiones la vida (*).
La cara de la moneda la representan los grandes mitos que todos conocemos: Chamberlain, Jabbar, Magic, Bird, Jordan, mientras que en el reverso de la moneda podríamos citar por ejemplo a Hank Gathers, alero de Loyola Marymount y uno de tres únicos jugadores de la historia capaz de liderar los apartados de puntos y rebotes de la NCAA y que falleció en 1990 en una cancha de baloncesto; a Reggie Lewis, un alero All Star de los Celtics que falleció por problemas cardíacos mientras entrenaba; a Len Bias, otro espectacular jugador que murió por una sobredosis la noche siguiente a ser elegido en el draft por los Celtics. En este mismo reverso de la moneda también podríamos citar a jugadores que no han tenido un final tan trágico pero a los que su mala cabeza, la mala suerte o las adicciones les hizo perder una carrera brillante y acabaron en el olvido de la gente.
Y precisamente de uno de estos jugadores vamos a hablar hoy. Como los bloggers de NBAdictos son muy jóvenes es posible que no les suene o tal vez hayan oído algo, quién sabe. En cambio, los más veteranos seguro que sí saben quién es. Hablamos de ROY TARPLEY, un portento físico y un jugón con todas las letras.
Pudo haber sido uno de los grandes; lo tenía todo para ello. Nació en New York el 28 de noviembre de 1964; medía 2.10 y jugó en la Universidad de Michigan alternando las posiciones de ala-pivot y de pivot; era ágil, rápido, fuerte y reboteaba con mucha facilidad. Permaneció 4 años en la universidad donde promedió 13.1 puntos, 7.8 rebotes y 2 tapones por partido, aunque su mejor año fue el 3º donde consiguió promediar 19 puntos, 10.4 rebotes y 2 tapones por encuentro, lo que le valió ser nombrado jugador del año en la división Big Ten de la NCAA y formar parte del segundo quinteto All-America.
En 1986 es seleccionado por Dallas en la posición nº 7 y en la temporada 86/87 el equipo llega a las 55 victorias y consigue el título de división. En PO cayeron en primera ronda ante Seattle pero Tarpley logró unos buenos 8 puntos y 8 rebotes saliendo del banquillo en apenas 20 minutos por noche, lo que le valió estar en el equipo rookie del año.
A esas alturas Tarpley era ya un hombre rico y feliz cuyo mayor problema era elegir con qué coche iría al entrenamiento.
Entramos en la temporada 87/88 y Dallas juega y pierde las finales de conferencia contra los Lakers. Tarpley promedia 13 p. y 11 rb. en RS y es elegido mejor 6º hombre de la liga. Sus números mejoran en los PO hasta 18 p. y 13 rb dejando claro que al año siguiente sería titular indiscutible.
Aquí podríamos usar nuevamente el refrán. “no es oro todo lo que reluce” para ver que la vida de Tarpley empezaba a ser algo más que el brillo de las canchas de juego; comenzó a sufrir en primera persona los efectos negativos de la fama; su popularidad en Dallas era inmensa y le invitaban a todas las fiestas posibles. Como él decía "la fiesta empieza cuando yo llego y se acaba cuando yo me voy; yo soy la fiesta". En ese tiempo empezó su relación con la cocaína y el alcohol y eso fue el principio del fin de lo que pudo haber sido una brillante carrera.
Así llegamos a la temporada 88/89. Roy Tarpley era suspendido por consumo de drogas en enero y no volvería a jugar hasta el inicio de la siguiente campaña en noviembre. No mejorarían las cosas ya que en ese mismo mes de noviembre era detenido por conducir bajo el efecto del alcohol y resistencia a la autoridad, que junto a sus problemas de lesiones le llevaron a jugar sólo 45 partidos, apenas 74 en dos años.
Resulta curioso observar que el 'Rookie Transition Program', que es donde a los novatos se les explica todo lo relacionado con drogas, alcohol, ética, etc, etc, se creó en 1986, el mismo del Draft, conocido como “el draft maldito” y lo poco que ayudó a estos jugadores.
Llegamos a la temporada 1990-91. Tarpley era tan bueno que a pesar de todo seguía siendo el eje del equipo. En los primeros partidos de temporada consiguió unos números de más de 20 puntos y 11 rebotes, pero la felicidad es efímera y de nuevo una lesión de rodilla lo apartaría para toda la temporada de los campos de juego. Sucede que las desgracias normalmente no vienen solas y quién sabe si a causa de su frustración por la lesión, el 30 de marzo de ese mismo año fue detenido por conducir borracho y en abril del mismo año, sancionado por tercera vez por consumo de drogas, lo cual le supuso la suspensión definitiva por parte de la NBA.
Comienza la temporada 91-92 y Tarpley juega algunos partidos en clubs de la CBA y de la USBL, una liga comercial apodada como la liga de las oportunidades antes de dar el salto al continente europeo donde se plantea seguir su carrera.
De esta manera, en la temporada 92-93 ficha por el Aris de Salónica consiguiendo la Copa Raimundo Saporta, antigua Recopa, en una soporífera final ante el Efes Pilsen donde el marcador lo dice todo: 50-48. Esta misma temporada en la final de la Euroliga, el Limoges vence a la Benetton de Treviso por 59-55 por lo que apreciamos que era una temporada donde el baloncesto amarrategui prima por encima del espectáculo.
En la temporada 93-94 ficha por el Olympiakos; en Grecia sigue teniendo un gran cartel y hace lo que le viene en gana, avalado claro está por los resultados dentro de la cancha; esa misma temporada llegan a la final de la Euroliga perdiéndola en el último tiro contra el Joventut de Badalona; otra pírrica final (59-57) en la que el Joventut se toma la revancha de la final perdida 2 años antes contra el Partizan (71-70).
Llegamos a la temporada 94-95 y Tarpley realiza un último intento de volver a la NBA. Tras la experiencia griega, la NBA decidió darle una última oportunidad al bueno de Roy y ya con 30 años vuelve a firmar por los Mavs; en este equipo juegan en este momento las “3 J” (J.Kidd – J. Mashburn –Jim Jackson); Tarpley hace unos números correctos para un jugador al que las lesiones y sus adicciones han mermado físicamente (12.8 puntos y 8.2 rebotes en 55 partidos de liga regular). A finales de temporada Tarpley estaba en la lista de lesionados y se fue a tomar unas cervezas con unos amigos. La NBA le hizo un control por sorpresa en su domicilio y dio positivo por alcohol. Hay que matizar que a los jugadores readmitidos no se les permitía ni tomar drogas ni beber alcohol. A pesar de que parezca increíble a Tarpley le suspendieron de por vida por esas malditas cervezas.
Estamos contando una historia; una historia de cómo un hombre puede estar en la cima de su carrera, ser adorado como un héroe, y al mismo tiempo conseguir que las drogas y el alcohol arruinen su vida. Y sin embargo todo esto no consiguió acabar con él, puesto que intentó seguir haciendo en otros países lo que sabía y le gustaba, viviendo en una peligrosa montaña rusa, para más tarde regresar a su país. Pero lo que dejó tras de sí no fue poco; no se trata sólo de los más de 20 millones de $ perdidos, sino también la pérdida de amigos, familia, el orgullo y el sentido de la autoestima.
Los siguientes años serían de un nuevo peregrinar por el mundo: Grecia, Chipre, Rusia, China, hasta que los atentados de las Torres Gemelas y la posible guerra con Irak le hizo pensar en su seguridad y volver a su país.
En 2001 vuelve a USA y se reúne con John Lucas, un ex jugador conocido por ayudar y ofrecer consejo y apoyo psicológico y programas de rehabilitación a jugadores que han caído en la droga; pero nuevamente una desagradable sorpresa le esperaba: tuvo que cumplir una pena de prisión por haber violado las normas de la libertad condicional que le impedían salir del país. Una vez cumplida, Lucas le ayudó; le puso un programa, lo alentó a asistir a la iglesia y lo recogió en una casa en Houston llamada “The Next Step for men”, dirigida por un ex jugador de la NBA llamado Gus Gerard.
Este quedó tan impresionado con la recuperación de Tarpley que escribió una carta a Stern en su nombre. Tarpley tuvo ofertas para regresar a Europa, pero permaneció en los Estados Unidos con la esperanza de volver a jugar en la NBA. Un número de equipos de la NBA contactaron con él y le animaron a mantenerse en forma por si era perdonado y reintegrado, pero la NBA y la Asociación Nacional de Jugadores no lo consideraron oportuno.
La realidad final es que Tarpley está arruinado; no tuvo dinero ni siquiera para poder viajar a New York a una cita con la NBA; juega por 1000 $ a la semana en ciudades que en la vida había oído mencionar y mantiene la esperanza porque es lo único que le queda, pero el tren dicen que sólo pasa una vez y el de Tarpley pasó hace ya mucho tiempo y lo dejó escapar. Así y todo él todavía piensa que puede ser útil para los jóvenes jugadores que empiezan, a los que podría dar conferencias y contarles su propia historia para que aprendan lo que no deben hacer.
Esta ha sido la historia de un jugador capaz de promediar 28 puntos y 22 rebotes por partido en Cooley High School (Detroit), capaz de robarle más de veinte rebotes a Kareem Abdul Jabbar en dos partidos de playoff contra los Lakers, capaz de lograr más de 20 puntos/20 rebotes en siete partidos de la NBA y lamentablemente capaz de tirar su vida a la basura.
* Tribute to fallen NBA playersMatrix